Una historia más de una persona cualquiera
Por primera vez, pudo escribir algo que fuera sólo para sí misma. Su nota de suicidio.
Porque, por primera vez, no quería sucidarse.
Y llegó el Big Crunch...
Ya basta. Ya está, ya estoy harta.
No más lloros, ni vacíos ni ahogos.
Ya está suficientemente derruido el mundo como para derruir yo más el mío, como para contribuir a aumentar esa gran bola de energía negativa.
Ya basta de contemplaciones y de esa sensación de estar muerta. Porque no lo estoy. Estoy viva.
A veces las cosas no son ideales, no ocurren como se supone que deberían ocurrir. Y es entonces que ponerse las gafas de lejos ayuda a mirar con perspectiva. Y cambiar el color del cristal, a cambiar la actitud con que se mira.
Hace algo más de año y medio me sucedió algo que dio un giro a mi vida. Que me impulsó a dárselo definitivamente. Un casi-final que marcó el inicio. Me hice una promesa a mi misma que estaba empezando a romper. Sin engañarme, eso sí. Pero sin detener la hecatombe, la podredumbre de mi alma…
No se trata de negar lo que siento, porque eso es no aceptar lo que es y no puede llevar a nada bueno. No se trata, tampoco, de juzgarme porque es realmente inútil, sólo sirve para hacerme más daño, sin sentido - que otra cosa es el comprender…
Se trata de observar, de aprender de mis errores, madurar parte de esas actitudes que (me) dañan sin sentido y sin motivo y ver que cosas puedo mejorar para ser yo más feliz y para hacer feliz a los demás.
Se trata de sentir la vida, de vivirla. De aceptar.
A veces el infierno, aquel del que no sabía si había llegado a salir, se hace presente con todos sus demonios porque yo me dedico a invocarlos, sin querer.
Pero ahora que sus voces callan por unos instantes, no voy a dejar que sigan infectándome el alma. Han ganado algunas batallas, quizás. Pero no ganarán la guerra.
Resulta paradójico que mi peor enemiga sea yo misma. Voy apañada si sigo así. No puedo seguir tan autodestructiva. Tengo que reaccionar. Estoy reaccionando. A sonreir, pero de verdad. A ser feliz, pero en el fondo del alma. A disfrutar de todas las cosas buenas que tiene la vida.
A mantener el equilibrio.
A encontrarlo.
A intentarlo al menos.