20.11.05

Macabrismo en lata

Bueno, pues nada, aquí estoy de nuevo. Aviso: los cuentos que he escrito son bastante macabros. Nada que ver con lo que os tengo acostumbrados. No se si heriran la sensibilidad de alguien, yo aviso por si acaso.

Y antes de que alguien pueda hacerse ideas equivocadas: todo es pura ficción. (No os asusteis tanto xD)

Seguir tu ejemplo.Cuento macabro VII

Por primera vez en veinte años no me gritas, no me pegas, no me insultas. Por primera vez en veinte años, decides controlarte y dejarme hablar.

Lástima que por primera vez en veinte años, yo decida seguire tu ejemplo precisamente hoy...
Y haya respondido a este ultimo intento de violación matándote.

Veneno.Cuento macabro VI

Veneno. Es un veneno de primerísima calidad. De esos que cuando los tomas, te matan enseguida y con un gran dolor, pero luego ni los mejores forenses son capaces de averiguar su procedencia.
Lástima que se cayera aquella gota en tu café, mamá. Bastaba con media.

Sentencia de muerte. Cuento macabro V

Sentí escapar de mi el último ramalazo de compasión que me quedaba cuando firmé la sentencia de muerte de J.T. Brown. Fue la última lágrima que derramé en mi vida: al firmar la sentencia de muerte de mi hijo.

La luna llena.Cuento macabro IV

Miro la luna llena y sin poderlo evitar me acuerdo de ti. No conozco muchas más mujeres-lobas que se transformen en la noche hasta ese punto... En aquel preciso instante comprendí que ponerle los cuernos a mi mujer no era la mejor terapia para solucionar nuestros problemas.

Me podía destrozar el corazón con sus mentiras, pero al menos nunca lo había hecho tan literalmente como hiciste tú aquella noche.

Supongo que me busqué yo mismo acabar así, sin bazo, con una cicatriz de pecho a espalda y condenado a la desdicha de la luna: la soledad eterna...

Bueno,por lo menos fui feliz contigo mientras duró. El que no se consuela es porque no quiere.

Soledad. Cuento macabro III

Soledad. Esto era lo que se sentía estando muerto. Vaya. Si lo se, no me suicido para averiguarlo.

Te echo de menos. Cuento macabro II

Te echo de menos. Cada día. Te echo de menos tanto que a veces siento que me arrancaré el corazón a pedazos sin ti.

Ellos no lo entienden. No entienden que sin tí mi vida deja de tener el poco sentido que le queda.
Ellos me apartan de ti, no comprenden que te necesito tanto, que te necesito para evadirme de esta realidad en la que vivo...
Ellos no comprenden que sin ti en mis venas, no soy nadie.

Nadie comprende, heroína mía, que tu seas la única que nunca me has fallado... Y que por ti mataré si hace falta.

Que no me valen sustitutos baratos.

Que prefiero una sobredosis a seguir así, en este lugar lleno de muertos como yo, muertos ilusos que piensan que siguen vivos, ilusos que creen a estos malditos bastardos que no se atreven a decirles la verdad.
Ellos no entienden que ya estoy muerto, y a los muertos nos da igual morir.

La ciudad.Un cuento macabro.

Lucecitas brillantes y muy bonitas caían sobre la ciudad, iluminando las calles con sus elegantes colores. Las calles estaban llenas de gente en las aceras y prostitutas en las esquinas.

La vida en la ciudad transcurría como todos los días. En ella, nacían lindos niñitos que eran el orgullo de sus mamás y florecían a la vida los adolescentes. En ella, nacían cada día miles de asesinos de almas y los jóvenes que aprendían el arte de amar en las esquinas, morían de sida a los pocos meses

La ciudad era como cualquier otra ciudad. Grande, deslumbrante, con miles de personas descubriendo la vida por primera vez. Era enfermante, llena de neones, con miles de humanoides inconscientes de la propia muerte en vida que llevaban.

Lucecitas brillantes y muy bonitas terminaron de caer sobre la ciudad, dándole un aspecto todavía más fantasmagórico y surrealista. Las calles, entonces, quedaron cubiertas por la lluvia radiactiva, y tanto aceras como esquinas se llenaron de cadáveres.