Esos ojos

Esos ojos… esos ojos… si no fuera por esos ojos…
Todo empezó como un juego. Un juego de esos que me gustan a mí, de fuego, rozando el peligro, bordeándolo hasta límites insospechados. Claro, luego lo que pasa es que acabo quemándome. Como me he quemado ahora. Como me he quemado el corazón, el pecho y el alma.
Si no hubiera sido por ella…
¿Para que engañarme? Si no hubiera sido por ella, hubiera sido por cualquier otra cosa.
Si no fuera por ella, quizá todo hubiera ido a más. Quizás ahora, ella sería yo.
Juego con fuego, un fuego que me abrasa el alma y el cuerpo, un fuego que no se como controlar, que no quiero controlar. Y si no fuera por ella…si no fuera por ella seguro que no lo hubiera controlado. Mejor dicho, lo hubiera controlado aun menos…

Siempre he pensado que eso del amor no existe, que es una excusa como cualquier otra para no despertarse sola. Una excusa que mi madre siempre se ha puesto sin importar quién. Una excusa que siempre me ha dado tanto asco que siempre me juré alejar de mí.
La atracción, la seducción, eso es otro juego…Un juego diferente al del amor. Aquí no hay excusas, sólo es una manera más de divertirse, de vivir esta vida tan perra que me ha tocado. Y sin daño. Para nadie.

Y así pensaba, cuando comencé a dejarme seducir por esos ojos. Aún sabiendo que estaba ella. Aun conociéndola. Sin pretenderlo, de verdad. Sin querer jugar con ella, porque se que contigo…contigo no estoy jugando. Eres tú quien juega con las dos. Al menos, se lo suficientemente hombre para decirle lo que eres, lo que haces. Decide.
No te digo que decidas entre ella y yo. No. Te digo que aunque me duela, aunque me cueste, no quiero volver a verte más. No quiero que me vuelvas a mirar con esos ojos nunca más. No quiero que juguemos más con este fuego, porque ya me he quemado demasiado.
Y si no decides, decido yo. No quiero seguir jugando con ella. Aunque tú si lo hagas.
Así que decide. O se lo dices tú como un hombre, o se lo digo yo.
Y luego, que decida ella...

Aunque, ¿sabes? quizá lo mejor sea, simplemente, olvidarte y seguir con mis juegos con otros ojos que no sean los tuyos. Y que ella se busque la vida, como hemos hecho todos.

Una historia real...convertida en relato de ficción...

´(Por si hay malentendidos,yo no soy ni ella ni la protagonista)