El final del verano

Se rompió. La magia se rompió. Se desgarró entre mis dedos, torpes. Se desgarró entre los tuyos, también.
Sea lo que sea, ya no será lo mismo. Y negarlo es absurdo. Hay cambio. No se si evolución. Queda lo aprendido, quedan los miles de momentos mágicos encendiendo estrellas fugaces, quedan las intensas noches de insomnio y las mañanas de resaca de sueño y formulaciones. Quedan los recuerdos de ayer.
No siento melancolía exactamente. No siento tristeza tampoco. Quizá es una mezcla entre ambas.
El verano acabó el mismo día en que, curiosamente, se apagó el sol. El día en que la última estrella que encendimos perdió su brillo.
No intento retenerlo. No lo intentaré. Sería inútil aferrarse al cambio.

Ojala pudiera borrar el día de ayer. Para siempre. No repetirlo. No ser como fui ayer. No conocer lo que conocí ayer. No dejar que los demás lo conocieran. No mereció la pena. Me arriesgué, sin quererlo. Y lo perdí. Todo. A él. Y a ella. Nunca los tuve, lo se. Tampoco pretendía tenerlos. Pero durante este tiempo llegué a creer que éramos amigos. Y quizá lo fuimos. Pero no debí dejar que se acercaran tanto a mi alma. De nuevo, se partió. Se partió en pedacitos.

Me siento como una estúpida por haber llegado a pensar que funcionaría. No podía ser. Éramos demasiado diferentes. Somos ¿Seremos?

No se que me duele más. Si saber que la magia se rompió y que nunca más volverá a ser la misma magia, si es que vuelve; o pensar que nunca existió y todo fue producto de mi imaginación. No,eso no. Me duele el saber que realmente eso existió. Que sigue existiendo, incluso. Pero que no se como mantener...

Me gustaría ser como él. Me gustaría marchar adelante sin sentir más dolor que el de una pérdida necesaria.
Me gustaría ser como ella. Me gustaría olvidar con tanta facilidad como se rompen los sueños.

¿Qué me duele más? ¿Que se acabe esta relación extraña, paradójica, como una especie de romance sin amor ni sexo? ¿Que no sepa definir cómo me siento? ¿Que el fin haya surgido solo? ¿Que no parezca ninguno darse cuenta, por más que intente explicarlo? ¿O es sentir que no tengo derecho siquiera a sentirme así?

Todo se acaba. Lo se. Todo. Pero cuando se acaba, duele. Aunque evolucione. Y aunque nunca me importó que te fueses…esta vez sí. Esta vez tu marcha es definitiva, aunque te empeñes en decir que nunca estuviste más cerca de mi. Quizá sea eso lo que me asuste.

Queda un verano extraño. Surrealista. Realmente muchos momentos buenos. Pero los cambiaria, no se si todos, pero unos cuantos, por reescribir parte de la historia.

Se acabó. El final. Ahora a asumirlo. Presiento un año duro, triste, lleno de desafíos que no me interesan y que no quiero afrontar. Un año impar, no me gustan los años impares. O pares, según se mire. Ojala me equivoque.

Quizá lo que me duela más es darme cuenta de que no todo tiene por qué acabar así, aquí, de este modo y manera. Y no saber cómo hacer para que no sea así.

No tengo ni fuerzas para cambiar, ni para intentar nada. Ni ganas. Estoy muy cansada, agotada, harta. Desanimo absoluto. Espero que se me pase. Espero.

Quiero….desaparecer.

Pero por ahora voy a dormir.

Quizá mañana sea otro día … y empiece a comprender. O no. Qué le voy a hacer.