15.2.05

Una reflexión sobre la muerte

"Sucedió que en un seno fueron concebidos dos gemelos. Pasaron las semanas y los gemelos crecieron. A medida que fueron tomando conciencia, su alegría rebosaba: «Dime, ¿no es increíble que vivamos? ¿No es maravilloso estar aquí?»

Los gemelos empezaron a descubrir su mundo. Cuando encontraron el cordón que les unía a su madre y a través del cual les llegaba el alimento, exclamaron llenos de gozo: «¡Tanto nos ama nuestra madre que comparte su vida con nosotros!» Pasaron las semanas, luego los meses. De repente se dieron cuenta de cuánto habían cambiado. «¿Qué significará esto?»-preguntó uno-. «Esto significa -respondió el otro- que pronto no cabremos aquí dentro. No podemos quedarnos aquí: naceremos». «En ningún caso quiero verme fuera de aquí -objetó el primero-: yo quiero quedarme siempre aquí». «Reflexiona. No tenemos otra salida -dijo su hermano-. Acaso haya otra vida después del nacimiento». «¿Cómo puede ser esto?-repuso el primero con energía-. Sin el cordón de la vida no es posible vivir. Además, otros antes de nosotros han abandonado el seno materno y ninguno de ellos ha vuelto a decirnos que hay una vida tras el nacimiento. No, con el nacimiento se acaba todo. Es el final».

El otro guardó las palabras de su hermano en su corazón y quedó hondamente preocupado. Pensaba: «Si la concepción acaba con el nacimiento, ¿qué sentido tiene esta vida aquí? No tiene ningún sentido. A lo mejor resulta que ni existe una madre como siempre hemos creído». «Sí que debe existir -protestaba el primero-. De lo contrario, ya no nos queda nada». «¿Has visto alguna vez a nuestra madre? -preguntó el otro-. A lo mejor sólo nos la hemos imaginado. Nos la hemos forjado para explicar mejor nuestra vida aquí».

Así, entre dudas y preguntas, sumidos en profunda angustia, transcurrieron los últimos días de los dos hermanos en el seno materno. Por fin llegó el momento del nacimiento. Cuando los gemelos dejaron su mundo, abrieron los ojos y lanzaron un grito. Lo que vieron superó sus más atrevidos sueños"
Tomado de Labensängste-Lebensträume. Krankenbrief 1999/1, 3.
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Hace poco murió alguien a quien queria mucho.El dolor fue intenso,y me hizo pensar en la muerte ,y en la vida ,y en las cosas pekeñas que no apreciamos hasta que perdemos,como el sonido de una voz,una sonrisa olvidada,una palabra quizás.

Me cuesta aceptar la muerte,me asusta pensar que algun día partiré a lo desconocido,sola.Que dejare atrás a todos los mios,todo lo que conocí, me embarcaré rumbo a donde nadie sabe.Y más todavia,siento perder a los que quiero,que un día dejen de estar asi,de pronto,que ya no pueda oir su voz,ni ver su sonrisa,ni estar junto a ellos.
Como dice Saratoga en "Si amaneciera":Se que el tiempo curará ,aunque nada siga igual..No me quiero resignar,no olvidaré.
Todo lo que nos enseño,todos los buenos momentos junto a esa persona..eso siempre quedará ahi,pase lo que pase.Aunque la echemos mucho de menos,siempre nos quedará su recuerdo.Y dicen que recordar es hacer vivir a alguien para siempre
Esta historia me me ha llenado de esperanza ,me ha recordado que la muerte no tiene por que ser un adiós definitivo,sino un paso más en la vida del alma,un paso más para encontrar nuestra verdadera esencia.No creo en ninguna religión,pero si creo que hay una energia universal que se transforma,y en la que nosotros estamos.
Nuestro paso por la tierra forma parte de nuestra evolución,y nos aferramos tanto a la vida porque tenemos miedo a lo desconocido.No quiero decir que haya que morir sin más,que hay que alegrarse de la muerte.Sólo que creo que debemos llenar los años de vida,y no la vida de años;que debemos disfrutar cada momento,luchar por nuestros sueños y darle importancia sólo a lo que lo tiene.Y llegado el momento de marchar,hacerlo lo mejor que podamos.Sentir la vida hasta el final,y en el final,pensar que quizá sea el principio de algo tan grande que no podemos ni imaginar.